Nora Z. Wilson nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en 1984. Escribió su primer cuento a los seis años y fue publicado en el diario del colegio. Nunca paró de escribir. Combinó su carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA con talleres de guion y narrativa.
Comenzó a dedicarse de manera independiente al guion ficcional y documental y al ter- minar sus estudios empezó a trabajar en guion televisivo. Coautora de un ciclo documental sobre Lunfardo y autora de varias producciones ficcionales independientes, con varios programas documentales y educativos en su haber. Estudió dramaturgia con Mauricio Kartún e Ignacio Apolo y dirección teatral con Rubén Szuchmacher.
Estrenó dos obras teatrales como autora, una de ellas también como directora: Grasita y Muñequita robada. Tiene una tercera en proceso.
Tiffany:
¿Qué cosas no pueden faltar en tu escritorio a la hora de sentarte a escribir?
Nora: Mate.
Contundente.
Tiffany:
¿Cuáles son los autores que consideras que han influenciado en tu narrativa?
Nora: Qué difícil… Elsa Bornemann sin duda fue mi primera
influencia. Cortázar fue una influencia muy identificable, Señorita Cora fue un
antes y un después en mi forma de escribir y jugar, y los Cuentos de cronopios
y de famas también. Deborah Smith me propuso una nueva manera de relacionarme
con los personajes. Anne Rice, incluso si no es una autora particularmente
favorita (es, digamos, una más que me gusta) sí me influyó bastante. Raro, ¿no?
Pero el juego que logra en Lestat de tener un personaje cínico, cruel,
indudablemente amoral, pero al mismo tiempo vulnerable, querible, atractivo y
fascinante fue sin duda algo que influyó mucho en Los Frutos Malditos, porque
me mostró un camino posible. Y Wilbur Smith, con Río sagrado, me abrió la
cabeza a la maravilla de la novela histórica que luego expandí con Jean Plaidy
y Noah Gordon. Y, seré pochoclera, con la saga de 50 sombras, E.L. James me
sumó algo muy interesante a lo que ya me había surgido con Lestat.
Tiffany:
¿Por qué crees que cada vez hay más fanáticos que se suman al gusto por la
literatura juvenil conocida como “Young adult”?
Nora: Es una excelente pregunta. Posiblemente sea porque
esa primera juventud, final de la adolescencia, principio de la adultez, es una
época de grandes primeras experiencias, una época en que todo parece posible,
en que está empezando a descubrirse la libertad de crecer pero todavía no
llegaron las responsabilidades más pesadas.
Y es una época de primeros grandes amores. Quizás no todos
lo pasaron bien en esa época, pero ¿quién no quiere revivir esa libertad, esa
novedad y esas infinitas posibilidades desde la seguridad que da un libro?
Es una época de emociones intensas. Quizás eso lo resuma.
Tiffany: ¿Tus historias qué le proponen al lector?
Nora: Considero que lo que escribo en general tiene varios
niveles. Como los Simpsons (sí, estoy citando Los Simpsons, pero los capítulos
viejos). Podés hacer una lectura superficial en la cual lo que busco es que el
texto sea atrapante, que sea entretenido. Pero en el fondo, siempre estoy
buscando cuestionar. Escribo cosas incómodas, me gusta romper con la corrección
política y desafiar, poner en duda ciertas cosas que se dan por sentadas (y eso
molestó a varias de las primeras reseñadoras). No me considero para nada una
autora rupturista, no escribí “La lección de anatomía”. Sí considero que, desde
mi lugar y con sutileza, me doy la libertad, como mi personaje Hervé (que en
esto es un fiel reflejo de mí misma) de no dejar un solo “por qué” sin
preguntar. No me gusta conformarme con lo que otra gente me dice que tengo que
pensar y siempre quiero ver más perspectivas sobre todo. Mi curiosidad y mis
dudas siempre han sido la parte más insufrible de mi personalidad y también la
que más amo.
No obstante, creo que nada de esto sería válido, en
literatura, si la lectura es tediosa o aburrida. Mauricio Kartún, maestro con
el que estudié dramaturgia, decía en sus clases algo que me fascinó: que hacer
una obra aburrida es como si invitaras a alguien a comer a tu casa y le tiraras
el churrasco al piso, creyéndote que lo que hiciste fue tan bueno que no le
debés al otro la más mínima cortesía. Y el autor tiene que entender que el
lector siempre tiene el poder de cerrar el libro y ponerlo en Marketplace. La
palabra final es del lector. Mi ideal es que no quiera soltarlo.
Tiffany:
¿Las ideas para desarrollar en una novela surgen totalmente de tu imaginación o
sueles tomar vivencias o anécdotas como disparador de la trama?
Nora: En cuanto a novela, las ideas generales surgen de mi
imaginación o, en general, de algo que leo en alguna parte, y después de mis
vivencias cotidianas o de mis lecturas (que para una lectora empedernida es más
o menos lo mismo, no noto mucho la diferencia entre la panadería y un libro) y
sobre todo la investigación, voy haciendo acopio de ideas.
Otros formatos salen más de mi experiencia inmediata. He
encontrado que en cuento soy más cotidiana y en teatro soy muy abiertamente
personal. Cada género da lo suyo. La novela me permite el vuelo de crear
mundos, que es maravilloso.
Tiffany:
Tu primera novela: Los frutos malditos es una historia de fantasía paranormal.
Cuéntanos si hay alguna novela u otro proyecto a futuro relacionado con esta
temática.
Nora: ¡Síííííííí! Estoy trabajando en una trilogía sobre
una orden de magos que arranca en la Francia medieval y termina en Argentina a
mediados del Siglo XX. Tiene algún lejano elemento de precuela de Los frutos
malditos pero muy lejanos. Y me ha permitido la fascinante tarea de investigar,
investigar, investigar e investigar. Y así terminé con seis cuadernos de
apuntes… Ahora ya me falta poco de la preparación y pondré manos a la obra.
¡Espero que sea un crecimiento respecto de la primera!
Tiffany:
Por último: Todos tenemos un libro y una película que nos gusta tanto que no
perdemos oportunidad de recomendarlos.
¿Cuáles serían ese libro y película que le gustaría recomendar?
Nora: ¡Qué difícil elegir! Me gustaría recomendar miles,
pero el libro que efectivamente recomiendo una y otra vez es “Un beso de Dick”,
de Fernando Molano Vargas, un autor colombiano. Es un libro muy poco conocido
(sé lo snob que suena recomendar un libro poco conocido, me avergüenzo de mí),
porque de hecho sólo tuvo una edición académica en vida del autor, que murió
muy joven, pero es una historia bellísima, narrada desde una sensibilidad y una
simpleza que engancha y emociona. Su segundo libro, Vista desde una acera, fue
publicado recientemente, y yo lo leí como un manuscrito que circulaba en pdf
con notas hechas a mano por el autor. Y es una obra de arte magistral. Pero
muchísimo más duro que el primero, ya que lo escribe en el proceso de perder a
su pareja y luego morir él mismo por una aún muy desconocida enfermedad llamada
sida. Y narra el desesperante proceso de perderse en algo tan desconocido y
fatal. Pero al mismo tiempo es un libro profundísimo sobre el amor. Sin duda es
lo que más recomiendo.
Y película, probablemente La ola. Esa película me cambió la
cabeza. La sencilla lógica con la que demuestra que en realidad el pensamiento
fascista, absolutista, es un monstruo que está en todos nosotros porque echa
sus raíces en algo que es tan inextirpable al ser humano como es la necesidad
de pertenecer y ser aceptado. Demuestra que la maldad no es algo que exista,
sino que todos nosotros, con los ideales más nobles, tenemos la posibilidad de
convertirnos en esos demonios que queríamos vencer. Y es algo que está pasando
tantísimo hoy en día en todo el mundo, en buena medida fogoneado por las redes
sociales que hacen que para todo encuentres (y selecciones a dedo) un grupo de
pertenencia que te ratifique que lo que vos pensás no es una opinión sino el
sentido común y la única verdad posible.
Los Frutos Malditos
Editorial: Del Nuevo Extremo
UNA MALDICIÓN CAMBIA LA VIDA DE TRES ADOLESCENTES QUE OSCILARÁN ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE.
Hervé Manath tiene 17 años cuando llega a una nueva escuela. Es un adolescente retraído y peculiar, sobre el que pesa una maldición: necesita absorber la vida de seres humanos para sobrevivir. Esto lo ha condenado a no crear lazos, pero el popular y alegre Dante logra penetrar todas sus barreras y entablan una amistad, y de su mano llega Helena, que dará vuelta por completo su mundo. Dividido entre su instinto de cazador, su convicción de ser un ser oscuro y sin alma y la ilusión de tener una vida normal, comienza con torpeza a abrirse a sus amigos; pero su felicidad se vuelve cenizas cuando alguien lo descubre; alguien que tiene la llave para dejar su vida en ruinas... o liberarlo para siempre de su maldición.
Por momentos inocente y por momentos cruel, Los frutos malditos es una novela que muestra con realismo la intimidad en la vida de los adolescentes con sus dudas, debilidades y miedos, con sus actos llenos de bondad y aquellos que pueden activar la parte más oscura de sus corazones.
Muchas gracias Nora por tu genial buena onda por hacer posible esta entrevista para el blog 💖