domingo, 25 de diciembre de 2022

Un Nuevo Cuento de Navidad


Sin lugar a dudas, la vida de Scrooge se había encendido. Diez años habían pasado desde que el espíritu del viejo Jacob Marley le había visitado, y que los Fantasmas de las Navidades Pasadas, Presentes y Futuras le habían demostrado el error de su forma de vida mezquina, ruin y grosera, convirtiéndole en el anciano más feliz del pueblo y siendo apodado el Viejo Entrometido por los viejos amargos que nunca reverenciaron a nada ni a nadie.


Y, sin duda alguna, los viejos estaban acertados. Ebenezer Scrooge había sido un entrometido. Siempre había estado huroneando en los asuntos de los demás; así que pudo descubrir las consecuencias de sus actos sobre los demás. Muchos hombres de negocios duros se suavizaban ante la idea de Scrooge rondando en sus despachos, creyendo que la ruina se les acerca.

 

—Mi estimado Sr. Hardman —decía el viejo Scrooge—, ni una palabra más. Tome este giro de 300 libras y úselo como mejor sepa. Usted lo podrá duplicar por mí en el plazo de 6 meses.

 

Podría irse riendo de ello, y Charles el camarero, en la vieja taberna de la ciudad, donde Scrooge cenaba, siempre decía que Scrooge le traía suerte a él y a la taberna. Todos ordenaban una buena ración de brandy caliente cuando su alegre y sonrosada cara aparecía en el lugar. Estaban en Navidad. Scrooge estaba sentado frente a su crujiente fuego, bebiendo algo tibio y confortable y discurriendo la mejor manera de llevar la felicidad al resto de la gente.

 

—No voy a soportar la obstinación de Bob —se decía a sí mismo. La firma de la empresa era Scrooge y Cratchit ahora—. Él hace todo el trabajo, y no es justo que un viejo inútil como yo tome más que un cuarto de los beneficios.

 

Un lúgubre sonido resonó a través de la vieja casa. El aire resopló heladamente y lo cálido y confortable se tornó en frío e incómodo. Scrooge bebió nerviosamente. La puerta se abrió y una forma vaga y espantosa surgió en el umbral.

 

—Sígueme —dijo.

 

Scrooge no supo con seguridad que pasó luego. Estaba en la calle. Recordaba que quería comprar algunas golosinas para sus pequeños sobrinos y sobrinas, y fue a una tienda.

 

—Disculpe, pero pasadas las ocho —dijo el encargado— no podemos atenderlo, señor.

 

Vagó a través de otras calles que parecían extrañamente alteradas. Se dirigía hacia el lado oeste, y comenzó a sentir frío y debilidad. Creyó que sería conveniente tomar una pequeña copa de brandy con agua, y justo estaba doblando la esquina de la vieja taberna cuando salían las últimas personas y le cerraban las metálicas puertas prácticamente en la cara.

 

— ¿Qué es lo que pasa? —preguntó débilmente al hombre que cerraba las puertas.

 

—Las diez pasadas —dijo secamente el tipo, y apagó las últimas luces.

 

Scrooge ya creía que la segunda porción de pastel de carne le había dado indigestión, y que todo aquello era una mera pesadilla. Le parecía como que había caído en un profundo abismo de oscuridad en el que todo le era negado. Cuando volvió en sí, era el día de Navidad, y la gente estaba caminando por las calles. Scrooge se encontró en esa calle y la gente se sonreía y saludaba entre sí con calidez, pero era evidente que no eran felices. Había señales de preocupación en sus rostros, señales que evidenciaban problemas del pasado y ansiedades futuras. Scrooge escuchó a un hombre suspirar al siguiente instante de desearle Feliz Navidad a un vecino. Había lágrimas en el rostro de una mujer que caminaba frente a una iglesia, toda de negro.

 

—¡Pobre John! —murmuraba ella—. Estoy segura que lo que lo mató fueron los problemas de dinero. Ahora está en el cielo. Pero el vicario dijo en el sermón que el cielo era un mero cuento de hadas.

 

Ella gimió nuevamente.

 

Todo esto perturbó la paz de Scrooge. Algo parecía estar pujando en su corazón.

 

—Pero —dijo él— debo olvidar todo esto cuando me siente a cenar con mis sobrinos y sus jóvenes hijos.

 

Eran las últimas horas de la tarde; las cuatro en punto y caían las sombras. Era la hora de la cena. Scrooge encontró la casa de su sobrino. Ni una ventana tenía luces y todo estaba oscuro. El corazón de Scrooge se heló.

 

Golpeó una y otra vez, y jaló la campana que resonó tan lánguidamente que parecía tener un pie en el sepulcro. Al final, una vieja mujer de aspecto miserable, abrió la puerta solo unas pulgadas y miró con desconfianza.

 

— ¿El sr. Fred? —dijo—. Él y su señora salieron al Hotel Splendid, y no volverán hasta medianoche. Los chicos están fuera, en Eastbourne.

 

— ¡Cenando en una taberna el día de Navidad! —Murmuró Scrooge—. ¿Qué terrible sino es ese? ¿Quién es tan miserable y tan desolado como para cenar en una taberna en Navidad? ¡Y los niños en Eastbourne!

 

El aire se tornó pesado y le pareció escuchar desde una gran distancia la voz de Tiny Tim, diciendo:

 

— ¡Dios nos ayude, a todos y a cada uno de nosotros!

 

De nuevo, el Espíritu apareció. Scrooge cayó de rodillas.

 

— ¡Terrible Fantasma! —exclamó—. ¿Quién eres y que quieres? Habla, te lo suplico.

 

—Ebenezer Scrooge —replicó el Fantasma en un timbre abominable—. Soy el fantasma de las Navidades de 1920. Conmigo traigo la nota del Impuesto sobre la Renta.


El cabello de Scrooge se erizó ante esa visión. Pero se sintió peor cuando vio que la Aparición tenía huellas como las de un gigantesco gato.

 

—Mi nombre es Pussyfoot. También me llaman Ruina y Desesperanza —dijo el Fantasma, y desapareció.

 

Luego de esto Scrooge despertó y descorrió los cortinados de su cama.

 

—¡Gracias a Dios! —Exclamó de corazón—. ¡Solo fue un sueño!


Autor: Arthur Machen


domingo, 18 de diciembre de 2022

Villa General Belgrano - Córdoba (Argentina)




“Un rincón centroeuropeo en el corazón de las Sierras Córdoba”

 



¡Bienvenidos lectores a un nuevo paseo!

Otra publicación dedicada con mucho cariño a los lugares y sabores de Argentina. Y una nueva oportunidad de compartir mi experiencia turística con ustedes.


En esta ocasión regresé a la provincia de Córdoba, para visitar por primera vez un sitio mágico: La Villa General Belgrano.


Con mi madre teníamos en la lista de lugares soñados a esta bonita localidad y por fin se pudo hacer realidad el sueño de visitarla. Fue un paseo muy breve, de apenas 24 horas, pero alcanzó para apreciar la hospitalidad y belleza de la villa.


Villa General Belgrano es un destino turístico ubicado en el Valle de Calamuchita. Posee un encantador perfil centro europeo, de inmediato eres sorprendido por un estilo pintoresco en sus construcciones alpinas con techos a dos aguas y una arquitectura que te recuerda a películas de Heidi o cuentos de Bremen. Se destaca en toda la aldea la carteleria tallada en madera, decks floridos, los nombres comerciales son siempre un homenaje a Suiza, Alemania y Austria. Tanto la gastronomía como la hoteleria hacen que sea un punto ideal para vacacionar en cualquier época del año. Llegar a Villa General Belgrano representa un viaje a los rincones de Europa central pero en el corazón de las Sierras de Córdoba.


A pesar de que estamos pasando por una ola de calor en todo el país que supera los 39 grados en plena primavera, disfrutamos mucho de nuestra estadía en esta pequeña ciudad que tiene sus raíces en la inmigración germana a nuestro país. La Villa es un homenaje permanente al Tirol. Se convirtió en la ciudad más importante para la cerveza artesanal, cada año reciben a miles de visitantes para celebrar el OKTOBERFEST, y siempre pueden ser visitadas las cervecerías y fábricas de chocolate.




Recorrer las calles de Villa General Belgrano brinda la oportunidad de toparse con figuras de gran tamaño que nos recuerdan a los personajes de cuentos de los Hermanos Grim; tanto los duendes como los alegres bebedores de cerveza se encuentran en las entradas de los comercios con una mirada festiva.



La avenida principal reúne a la mayoría de los locales de comidas y de productos artesanales y en alrededores observas como va desplegada toda la oferta en hotelería. Cada hotel, cabaña y hostería cuenta con sus piletas y amplios jardines que son ideales para descansar en familia. En el Hotel Berlín encontramos tranquilidad y seguridad, algo muy importante cuando se trata de alojamientos. No debe llamarte la atención que cada hotel esté bautizado con el nombre de una ciudad alemana, porque cada rincón de la villa te propone soñar con acordeones y flores de edelweiss; gracias a las colectividades que promueven sus tradiciones.


Incluso la oficina de turismo tiene un interesante diseño que también la convierte en un punto de atracción con su famosa torre del reloj. No pudimos subir, me quedó sortear los 98 escalones de la misma para una futura visita.



Un Poco de Historia

La región fue habitada por los Comechingones, los cuales fueron sometidos y reducidos por la conquista española de los siglos XVI y XVII. Durante el siglo XVIII, hubo una importante presencia de los jesuitas con la estancia San Ignacio de los santos ejercicios, en cercanías de Santa rosa de Calamcuhita. La arquitectura de la presencia jesuítica se observa en el edificio de la antigua iglesia de Los Reartes.


El paraje, conocido como Estancia El Sauces, Paraje El Sauce o Estafeta El Sauce, estuvo habitado desde fines del siglo XVIII por familias criollas que se dedicaban a la agricultura y la ganadería. En 1929 llega al lugar Paul Friedrich Heintze con el objetivo de establecer allí una cooperativa agrícola. Con el apoyo financiero de Jorge Kappuhn compra y lotea los terrenos, los cuales son ofrecidos casi exclusivamente a familias de origen alemán.


En 1932 se establecen los primeros colonos (quince familias), quienes deben enfrentarse a duras condiciones climáticas y a la carencia de riego en el valle. No obstante, no abandonan el lugar y logran, en 1935, que un contingente de familias vinculadas a colegios alemanes de Buenos Aires pasen sus vacaciones en el paraje Los Sauces. A partir de esta iniciativa nuevos colonos se sumarán a los anteriores, atraídos según sus relatos por la belleza del paisaje, dando un nuevo impulso al poblado. En 1938 recibe el nombre de Villa Calamuchita, establecido por el gobernador de Córdoba Amadeo Sabattini.


En 1940, con el pueblo en crecimiento, un grupo de marineros del Acorazado Graf Spee, internados bajo control judicial federal argentino, se instala en la Villa. El gobierno alemán reclama a la Argentina que los marineros sean entregados a ese país para ser juzgados, algo que gobierno argentino rechaza.


El pueblo adquiere ya desde entonces su típica impronta centroeuropea. La conjunción entre el entorno natural y la arquitectura bávara lo convierten en un sitio diferente en la región de las Sierras de Córdoba.


En 1943, la situación política de la Argentina era volátil y la discusión sobre la neutralidad en la Segunda Guerra Mundial estaba en el centro del debate. Sin embargo, el gobierno argentino conserva su posición de neutralidad histórica, la misma posición que había adoptado durante la Primera Guerra Mundial. Eso le permitió al país seguir comerciando con los Aliados, sin que los buques mercantes argentinos fuesen atacados por los submarinos alemanes. En ese contexto una bandera argentina es quemada en el pueblo, el 9 de julio de 1941.2​ Tres de los marineros internados son acusados del hecho, pero no hay pruebas de ello. Sin embargo, en razón del episodio, la Legislatura Provincial decide cambiar el nombre a Villa General Belgrano,​ en homenaje al creador de la bandera argentina y se establece como día de fundación el 11 de octubre de 1932.


La Villa es declarada municipio en 1953 y, en octubre de 1957, se realiza una gran fiesta con motivo del asfaltado de la calle principal. Esta celebración es el origen de la Fiesta de la Cerveza, declarada de interés provincial en 1967 y denominada “Fiesta Nacional de la Cerveza” desde 1980. La «Oktoberfest» argentina cada año atrae más de 150000 visitantes a la localidad.​ A esta celebración, la más conocida del pueblo, se le suman otras como la Fiesta de la Masa Vienesa, la Fiesta del Chocolate Alpino, la Feria Navideña y el Carnaval Tirolés que configuran un calendario de eventos que testimonia la vocación turística de la población.

Y un Poco de Sabor



Café Rissen



¿Quién no se enamora de la pastelería alemana?

La gastronomía centroeuropea es el atractivo principal de esta comunidad. Los descendientes mantienen la tradición de los sabores. En repostería podrás degustar los sabores de las nueces, la canela, las manzanas, los frutos rojos y los chocolates. Poseen alfajores artesanales y en sitios como Café Rissen puedes probar el Strudel, la torta Sacher, y una gran variedad en bombonería. Además, cuenta con un local de panadería propia que permite llevarte a casa alguna de las exquisiteces.


La merienda estuvo protagonizada por el Strudel y una torta de frutillas y crema acompañadas de una taza de té de frutos rojos.



Los restaurantes ofrecen tanto comida nacional argentina como recetas tradicionales alemanas. También hay locales de comida italiana y española.


Para cenar escogimos con mi madre un local que desde afuera se veía muy llamativo y en su interior hallamos muchísima calidez y una excelente calidad gastronómica.


OTTILIA Restaurant


Es un restaurante ubicado en una esquina rodeado de figuras de tamaño natural que representan a simpáticos personajes del Tirol, se encuentra fácilmente cuando caminas por la Avenida San Martín hacia la Avenida Las Magnolias, hasta la rotonda. La dirección exacta es Johann Strauss 10 (esq. San Martin) El interior del local está decorado por numerosos enanitos y duendes entre macetas, flores y hongos coloridos que te hacen sentir dentro del cuento de Blancanieves.



Y lo más importante: La comida es rica, abundante y a un excelente precio. Les cuento que pedimos Gulasch y un plato tradicional de salchichas alemanas, creo que en las fotos se aprecia bastante que las porciones permiten compartir.




Nos atendió una jovencita muy amable llamada Lorena que nos contó sobre el origen del local. La dueña fue la señora Ottilia que como muchos otros inmigrantes en Argentina, trabajó con esfuerzo y cariño para ver crecer su hogar, y aportó todo su amor al crecimiento y prosperidad de Villa General Belgrano, hoy en día, su legado sigue gracias a sus hijos y nietos.



La Historia Sobre La Confitería OTTILIA

En 1934 llega la familia integrada por Fernando Schwab y Ottilia Dollezalde junto con sus dos hijas: Ottilia, nacida en viena en 1921 y Anita dos años menor que ella.
A Don Fernando y a Ottilia los atraía el Cerro Champaquí. Fue así como el almacén de los Schwab pasó a ser considerado Oficina de Turismo: allí se proporcionaba la información y asesoramiento para la visita al cerro.
Dos años después decidieron transformar su vivienda y el almacén en la “Pensión Champaquí”.


Ottilia contrajo matrimonio y se trasladó a Buenos Aires a la muerte de su padre regresó al pueblo y retomó en 1960 el oficio de repostera para El Prater, El Munich y El Ciervo Rojo (restaurants que actualmente siguen en la Villa). El éxito la llevó a abrir su propio local al que llamó “Confitería Ottilia” en homenaje a su madre.
Junto a un grupo de vecinos sugirió que el día 12 de octubre de 1932 podría ser considerada la fecha de la fundación del pueblo. Hicieron coincidir el festejo con la “Fiesta de la Primavera” cuya continuidad en 1962 dará origen a la “Fiesta de la Cerveza”, actual “Oktoberfest”.
En 1971 fue una de las promotoras de la creación de la “Fiesta de la Masa Vienesa”.



Hasta aquí mi informe sobre mi visita a Villa General Belgrano, solo me queda invitarlos a conocer este hermoso pueblo, cuya distancia está aproximadamente a dos horas de la capital cordobesa. Durante el año se puede participar de la Fiesta del Chocolate Alpino, en Semana Santa se realiza la fiesta de la Masa Vienesa y La fiesta Mayor, que es la tercera más importante después de Munich y Blumenau (Brasil) se realiza en Octubre, un gran evento con mucha música e invitados de la cultura nacional e internacional, y mucha, mucha cerveza.


domingo, 11 de diciembre de 2022

La Verdadera Historia de Papá Noel 🎅


Papá Noel, Santa Claus, Viejito Pascuero o San Nicolás son algunos de los nombres con los que se conoce universalmente al personaje legendario que según la cultura occidental trae regalos a los niños por Navidad (la noche del 24 al 25 de diciembre).

Se trata de un personaje basado en la figura del obispo cristiano de origen griego Nicolás de Bari, que vivió en el siglo iv en Anatolia, en los valles de Licia (en la actual Turquía). Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media, del que aún hoy se conservan sus reliquias en la basílica de San Nicolás de Bari, Italia.


La Leyenda de Nicolás de Bari


Su relación con los niños nace en una de las historias que indica que alguien acuchilló a varios niños. Entonces el santo rezó por ellos y obtuvo su curación casi inmediata. Pero además, Nicolás tenía especial inclinación por los niños.


Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, que cuenta que un empobrecido hombre padre de tres hijas no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer las muchachas de la dote, parecían condenadas a ser "solteronas". Enterado de esto, Nicolás le entregó, al obtener la edad de casarse, una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote, quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines de las niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarlos.


También fue nombrado Patrono de los marineros, porque, cuenta otra historia, que, estando algunos de ellos en medio de una terrible tempestad en alta mar y viéndose perdidos, comenzaron a rezar y a pedir a Dios con oraciones tales como Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos. En ese momento la figura de San Nicolás se hizo presente y calmó las aguas.


En Oriente se le conoce como San Nicolás de Mira o Myra, pero en Occidente como San Nicolás de Bari, ya que, cuando los musulmanes invadieron el territorio antes griego y que hoy es Turquía, los cristianos lograron sacar en secreto sus reliquias (1087) y las llevaron a la ciudad de Bari en Italia. En esta ciudad se obtuvieron tantos milagros al rezarle al santo que su popularidad se extendió rápidamente por toda Europa. Hay cientos de templos en todo el mundo dedicados a su figura. Ya en el año 550, se erigió uno en su honor en Roma.


Papá Noel y los Regalos de Navidad


En algunos países este personaje recibe el nombre de Papá Navidad, traducido a su lengua (Father Christmas, Père Noël, Babbo Natale). En España y otros países de habla hispana, se ha castellanizado la palabra francesa Noël como Noel.


La costumbre de entregar regalos a los niños tiene múltiples precedentes y variantes regionales. En la antigüedad, en Roma se celebraban fiestas -a mediados de diciembre- en honor a Saturno (Cronos para los griegos), al final de las cuales los niños recibían obsequios de todos los mayores.


En otra época posterior, cuando el mito de San Nicolás aún no se había corporizado, igualmente existían otras tradiciones, como la de los niños italianos que recibían regalos de un "hada" llamada Befana. En Cataluña y algunas zonas de Aragón es un tronco "mágico", llamado Tió o Tió de Nadal o a veces Cagatió, aunque esta última es más bien la forma de denominarlo de los que no son naturales de la región, al no conocer bien la tradición y la cultura catalana y tener como referencia la canción con la que se hace "defecar" (expulsar) al Tió (Caga Tió, Tió de Nadal, no caguis arengades, que son salades, caga torrons, que son més bons!!!). Esta canción, y otras, se entonan mientras se golpea al Tió con una vara para hacerlo "defecar", no antes de haberlo estado alimentando durante los días previos con diferentes alimentos, como pelas de fruta, galletas, turrones, restos de la comida, etc. Entonces, el día 25 por la tarde, después de la comida tradicional de Navidad, es cuando se le hace "defecar" de la forma anteriormente expuesta. Al golpearlo expulsa los regalos y dulces. Mientras que en los pueblos de algunos valles vascos y navarros, los regalos los traía el carbonero Olentzero, y en los valles de Vizcaya y alrededores también iratxoak (duendecillos) con gorros verdes de armiño. En ciertas zonas del centro de Galicia se oye la leyenda del Apalpador, que llegaba el día de Navidad a palpar las barrigas de los niños, dejando castañas a los niños más delgados (para que engordaran) y carbón a los mejor alimentados (para que calentaran la casa). Con el tiempo y con los prodigios conocidos de San Nicolás, este fue reemplazando a algunos de estos personajes paganos.


La Transformación: de San Nicolás a Santa Claus y Papá Noel


Se cree que el paso de la imagen de San Nicolás a la de Santa Claus sucedió alrededor del año 1624. Cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York, obviamente llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el del Sinterklaas, la fiesta de su patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).


En 1809, el escritor Washington Irving escribió la sátira “Historia de Nueva York”, en la que deformó al santo neerlandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus. Más tarde, el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving. En ese poema se hace mención de una versión del personaje que, aunque gordo, es ágil como un duende, y que regala juguetes a los niños en la víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por ocho renos (aún no incluye a Rudolph -Rodolfo).


Posteriormente, hacia 1863, adquirió la actual fisonomía de gordo barbudo bonachón con la que más se le conoce. Esto fue gracias al dibujante alemán Thomas Nast, quien diseñó este personaje para sus tiras navideñas en Harper's Weekly. Allí adquirió su vestimenta y se cree que su creador se basó en las vestimentas de los obispos de viejas épocas para crear este «San Nicolás», que en ese momento ya nada tenía que ver con San Nicolás de Mira.


A mediados del siglo XIX, el Santa Claus estadounidense pasó a Inglaterra y de allí a Francia, donde se fundió con Bonhomme Noël, el origen de Papá Noel, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados. Igualmente a fines del siglo XIX se crearía, a partir de un anuncio estadounidense de la Lomen Company, la tradición de que Papá Noel procedería del Polo Norte, y se popularizarían completamente los renos navideños como medio de transporte de Santa Claus.


A comienzos del siglo XX, en 1902, en el libro infantil The Life and Adventures of Santa Claus, de L. Frank Baum, se origina la historia de cómo Claus se ganó la inmortalidad, al igual que su título de santo.


Igualmente, ya en el siglo XX, la empresa Coca-Cola encargó al pintor Haddon Sundblom que remodelara la figura de Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931. En este punto, sin embargo, se debe aclarar que es solo una leyenda urbana la creencia de que el color rojo y blanco de Santa Claus tenga su origen en los anuncios que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931, aunque sí es cierto que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito mismo. Hay muchas ilustraciones y descripciones casi fidedignas anteriores al anuncio, como la de Thomas Nast (1869) o St. Nicholas Magazine (1926), entre otras. Eso sin considerar además las antiguas representaciones religiosas del obispo San Nicolás de Mira o San Nicolás de Bari, en las que es común el color rojo y blanco de la vestimenta religiosa, si bien es cierto que desde mediados de 1800 hasta principios de 1900 no hubo una asignación concreta al color de Santa Claus, siendo el verde uno de los más usados. Por lo tanto, se considera que la campaña masiva de Coca-Cola fue una de las principales razones por las cuales Santa Claus terminó vestido de color rojo y blanco, pero estos publicistas no fueron los primeros en representarlo con estos colores.


En cuanto a la morada de Papá Noel, como la leyenda se originó en el Hemisferio Norte, a principios del siglo XX se esparció la idea de que viviría en el Polo Norte. Sin embargo, se debe recordar que existen otros lugares cercanos postulados como su hogar, los cuales son: la Laponia sueca, la Laponia finlandesa y Groenlandia, puesto que el Polo Norte está en medio del Océano Ártico.


Actualmente


El mito actual cuenta que Santa Claus viviría en las proximidades del Polo Norte junto a la Señora Claus y una gran cantidad de duendes navideños, que le ayudan en la fabricación de los juguetes y otros regalos que le piden los niños a través de cartas.


Para poder transportar los regalos, Papá Noel los guardaría en un saco mágico y los repartiría a las 00:00 hs del día 25 de diciembre, en un trineo mágico volador, tirado por «renos navideños», dirigidos por Rodolfo (Rudolph), un reno que ilumina el camino con su nariz roja, brillante y potente, siendo el último en agregarse a la historia.


Santa Claus podría entrar en los hogares de los niños por la chimenea u otro orificio de las casas, si éstas no disponen de una.


Para saber qué niños merecen regalos, Santa Claus dispondría de un telescopio capaz de ver a todos los niños del mundo, además de la ayuda de otros seres mágicos que vigilarían el comportamiento de los niños. Así, si un niño se ha portado mal, se dice que quien lo vendría a visitar sería la carbonilla (nombre con el que se alude al acompañante de San Nicolás, Knecht Ruprecht , y no Santa Claus; y como castigo carbonilla le regalaría a los niños solo carbón.