viernes, 24 de diciembre de 2021

CABRA

Autora: Adriana Cloudy


El hermano de mi padre tomó el animal entre sus brazos y lo llevó hasta el patio. No era un regalo. No era un motivo de alegría. Y no era algo que una niña pudiera considerar una mascota. No se trataba de ninguna muestra de cariño de parte de nuestro tío por la cercanía de la Navidad. Nunca habíamos visto antes a semejante animal en el rancho del tío Eduardo. Se dedicaba a criar ganado vacuno y caballos. Sus compañeros solían ser cuatro canes que lo acompañaban en sus recorridos por la estancia. Sin embargo, no podía negar que el animalito era de su propiedad porque lo seguía del mismo modo que un perro fiel.

Era una cabra negra de cuernos cortos, con la cara demasiada plana, donde apenas se distinguían unos ojos amarillos. Tenía un hocico achatado cubierto por unos pelos largos que alcanzaban la cuerda le que rodeaba su cuello. Aquel día había decidido que la peculiar cabrita negra iba a quedarse en nuestra casa. A mi padre no parecía gustarle la idea pero, ante el dedo de su hermano mayor que lo señalaba de manera intimidante durante toda la discusión, optó por callarse y aceptar.

—Te toca ocuparte de ella. Yo hice mi parte durante muchos años—aseguró el tío Eduardo—. Después de atarla a un árbol, se marchó sin despedirse de sus sobrinos.

—Parece que le pegaron en la cabeza—exclamé observando la escena desde la ventana—.Tiene la frente hundida.

—Es linda—dijo mi hermana.

—No—le respondí. Aunque el animalito tenía un aspecto inocente con su pequeño tamaño y sus patas torcidas, añadí involuntariamente—. No es linda y no es buena.




Mi hermana tenía ocho años, por ser demasiado pequeña, no se dio cuenta de que el animal no fue recibido con agrado por nuestro padre. Dio rienda suelta a su entusiasmo y salió de la casa feliz y dispuesta convertir a la cabra en un nuevo amigo. Mi padre detuvo a mi hermana con violencia tirando de su brazo. Ella se puso hacer pucheros y yo murmuré algo como que la cabra iba a ser parte de la celebración navideña. Nos ordenó ir a preparar la mesa y se fue a hablar con mi madre sobre las intenciones de su hermano. Cenamos. Mi hermana preguntó si la cabrita había nacido defectuosa y por eso el tío Eduardo no pudo venderla. Papá se rió. Luego cambió su sonrisa por un gesto serio y preocupado para advertirnos:

—No la pueden tocar. Y de noche, ninguno saldrá para nada de la casa.

— ¿Está enferma?—preguntó mi hermana.

—Eso es. La cabra está enferma y no la pueden tocar.

Mamá no dijo nada. Mi hermana refunfuñó un rato pero no insistió.

—No hay que tocarla—ratificó.

Mientras la cabrita daba muestra de no estar nada feliz atada al árbol. Se me ocurrió que si le permitía explorar un poco se calmaría. Cuando mis padres estuviesen dormidos le permitiría pasear y volvería a atarla luego de un rato. Confiaba que en su interés por verse libre no me mordiera. Fue muy sencillo abandonar mi habitación y salir con la complicidad de la luna. Lo difícil fue evitar gritar y salir corriendo cuando me encontré con una mujer desnuda de piel amarillenta atada al árbol en lugar de la cabra negra. La mujer estaba sucia y demasiado delgada. El largo de su pelo no alcanzaba a cubrir sus senos. Tenía la cuerda alrededor de su cuello pero no intentaba desatarse. Por alguna razón prefería que otro le quitara el lazo que la mantenía unida al tronco del árbol. Me lo pidió en cuanto me vio de pie cerca de ella.

—Soltáme, nene. Acércate y soltáme rápido—me dijo con una voz áspera.

Me quedé tieso. Estaba sorprendido y espantado. No pude percatarme de que mi padre me había seguido, hasta que sentí su mano sobre mi hombro.

—Es la madre de la abuela de tu abuela. Es parte de nuestra familia, de día es una cabra pero de noche vuelve a ser quién era. Solo los varones de la familia podemos verla en su estado real. Cualquier otra persona solamente verá a una cabrita negra atada a un árbol.

— ¿Es una bruja?— pregunté sin quitarle los ojos de encima. Mi padre movió la cabeza confirmando mi observación.

—No la escuches, vamos a dormir. Pronto te vas acostumbrar a sus chillidos.

La verdad, no imaginaba poder acostumbrarme a los alaridos terribles que lanzaba esa mujer. En la mañana, comprobé que la cabrita seguía tironeando de la cuerda. Lo soñé todo fue lo primero que pensé. Pero no fue eso lo que le conté a mi hermana.

—La cabra es una bruja que se transforma por la noche—le confesé sin pensar en las consecuencias de mi revelación—.No puede liberarse de su forma animal mientras tenga esa cuerda. Es peligrosa y sería mejor que papá la mate.

— ¡Van a matarla!—gritó mi hermana tirándome de la manga de la camisa.

— ¡No grites! Es una bruja deberías tenerle miedo.

—Es una mentira—me desafió—. Si es cierto, llévame a verla esta noche.

La inminente condena del animal alteró a mi hermana. Aprovechó un descuido de mi madre para salir al patio. Abrazó a la cabra con fuerzas y le susurró algo en la oreja. Me mordí los labios de rabia cuando mi hermana me sacó la lengua. Y más rabia sentí cuando ella se fue saltando y tarareando musicalmente que su hermano mayor estaba medio loco.



Esa noche decidí probarle a mi hermana que yo tenía razón. La bruja gemía atada al árbol, se quejaba de rodillas y continuaba desnuda aunque mi padre le había dejado una manta cerca. Parte de su cara estaba cubierta por los largos cabellos negros que llegaban hasta sus nalgas. Vi a mi hermana adelantarse para abrazar a lo que ella creía era una inocente cabrita negra. La bruja se dejó acariciar la cabeza. Mi hermana, sin dudarlo, liberó de la soga a la supuesta cabrita negra. Y yo, como el mejor de los cobardes, me arrepentí de nuestra audacia y volví corriendo a la casa.

Nunca pudimos encontrar a la cabra que trajo el tío Eduardo. De día, la mujer era un animal a merced de otros animales más grandes. No habrán tardado en atacarla algún grupo de perros hambrientos que no dejaron ni sus huesos. Cuando llegó la Nochebuena, mi padre decidió completar la historia que nos unía con la cabra desaparecida:

—Eran siete brujas, se reunían una vez al año y las esperaron. Fue una noche de diciembre cuando llegaron sus cazadores. Varias corrieron cruzando descalzas los campos, implorando que las dejarán en paz. La más fuertes huyeron ante los ojos de sus perseguidores cambiando de forma. A pesar de esa transformación en animales o aves, el miedo paralizó a una. Nuestra familia estaba unida a ella por lazos de sangre y para evitar su sacrificio asumimos la responsabilidad de mantenerla escondida.

— ¿Y las otras brujas?—quise saber.

—Estando dispersas no pudieron completar el círculo que les permitía recibir un poder maléfico. Pero los hombres de la familia heredamos un pacto entre esas brujas y nosotros. Ahora, solo nos queda aceptar...y esperar. 



Mi hermana no habla sobre lo ocurrido. Parece que se golpeó la cabeza con el árbol, y se olvidó de todo. Le quedó la frente hundida y sus pies con el paso de los meses han comenzado a cambiar. Su destino es tomar el lugar dejado por su antecesora. Poco a poco, los dedos desaparecerán hasta que sean unas pezuñas. Crecerá para convertirse en otra bruja apresada en el cuerpo de una cabra negra. Mi padre dice que podré verla cada noche mientras esté atada. Y mis hijos y nietos, en el futuro, la cuidarán. No vamos a permitir que le pase nada malo. Tampoco que se vaya en busca de otras como ella. 



25 comentarios:

  1. Pensé que esa cabra iba a provocar conflictos en la casa. Que la hermana pequeña se iba encariñar. Y hacer un escándalo cuando la cabra se convirtiera en la cena.
    Pero la historia fue para otro lado. Lo que no me sorprendió del todo, porque noté que ciertos indicios de un giro argumental.

    O sea que era una bruja, que no era malvada, sino que tenía que ser cuidada.
    Y los hombres de la familia la ven. Y las mujeres de la familia, pueden convertirse en la siguiente bruja. Y así sucesivamente.

    Y todo eso es la culpa de quienes cazaron a unas brujas, que no molestaban a nadie, por ese prejuicio ancestral contra las brujas.

    Muy buen cuento el que incluiste.

    Que tengas una feliz navidad. Y que el próximo año sea positivo para vos.

    Besos hacia tu noche.

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  2. Uy genial relato. Me gusto por lo diferente. Te mando un abrazo y te deseo un feliz navidad para ti y tu familia.

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  3. Hola Tiffany, murinus2009 aquí.

    Muy buen relato, felicitaciones a Adriana Cloudy, por escribirlo y muchas gracias a ti Tiffany por compartirlo.
    El relato trajo a mi el recuerdo de unos vecinos que allá por 1983 tenían una cabra en plena zona urbana de ciudad de México, recuerdo que era negro con blanco y le daban leche en una botella de refresco (soda o gaseosa, le dicen en otros lugares) nunca supimos si era mascota o pensaban comerla o crecerla para que produjera leche.

    Al igual que El Demiurgo de Hurlingham, también me imaginé que la cabra tendría algo tétrico que esconder, muy buena revelación, lo que si es que al parecer...
    Vienen spoilers...
    Advertidos quedan los que no hayan leído el relato...
    Las mujeres cazadas no eran del todo inofensivas, pues se explica que estaban haciendo un círculo para obtener poderes maléficos. O esa idea se me quedó.

    Muy buena forma de celebrar Navidad ( o Yule o las Saturnales o la llegada de Mitra) Tiffany, Gracias De nuevo fue una agradable sorpresa.

    Y Muy Feliz Navidad (o lo que celebren) a ti apreciada Tiffany y a todos los lectores de Plegarias De La Noche! Tengan además, un genial cierre de año.

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  4. ¡feliz navidad!

    me ha gustado el relato. es una pena la maldición que deben sufrir las mujeres de dicha familia, estar atadas a un árbol por toda la eternidad.

    muy acertadas las imágenes que acompañan el texto, me gustó mucho la última de ellas.

    amiga tiffany, un beso.

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  5. ¡Hola Tiffany!
    Muy buen relato que pone los pelos de punta por todo lo que se intuye tras él. Muy conseguido el suspense y la intriga durante el relato.


    Deseo que la magia de la Navidad te ayude a conseguir todos tus sueños. ¡Feliz Navidad!
    ¡Un abrazo!

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    1. Gracias Yessy espero que hayas tenido una hermosa navidad <3

      Un abrazo!!!

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  6. Holaaaa!!!
    Que relato tan maravillosamente escalofriante, la verdad es que lo disfruté mucho a pesar de que soy una miedosa jajaja
    Me tuviste atrapada queriendo leer mas y a la vez queriendo dejar de leer por mi miedosa interior jsjsjs

    Feliz Navidad!!! Mis mejores deseos para ti y que todos tus sueños que cumplan

    Besos, nos leemos!!!

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    1. Igualmente preciosa <3 espero que hayas tenido una excelente navidad <3

      Besos!!!

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  7. ¡Hola!

    Omg, el final no me lo esperaba 😯😯.
    Me ha gustado un montón.

    ¡Un beso y felices fiestas!

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  8. Con lo majas que son las cabras negras... yo la hubiese dejado en casa explorando y a ver que pasa, total no podría verla y ojos que no ven...
    Muy buena la historia!
    Un beso Tiff

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  9. Un relato diferente y especial.
    Un abrazo Tiffany, se muy feliz

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  10. Madre mía. Cuando el padre les advierte de que no salieran a tocar la cabra por la noche. Y después el padre aparece por detrás de su hijo. Me temía que algo malo iba hacer la cabra convertida en mujer.
    Esta historia esta genial.
    - Jajaja. Esto si que ha gustado. Imaginarme cosas mientras leo y luego no es nada de lo que pensaba.
    Saludos.

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    1. Jeje se lo tienes que agradecer a la autora que nos compartió uno de sus relatos para el blog.

      Saludos 💖

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  11. Hola Tiffany!!
    Me encantó el relato, fue muy interesante de leerlo.
    Besos💋💋💋

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  12. A mi me encantan los cuentos de terror. Me gusta leerlos en halloween y dia de muerto. Ya te sigo por cierto. Saludos!!

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