Páginas

domingo, 21 de enero de 2024

El Misterio de las Gemelas Gibbons


“Una vez fuimos dos 

Las dos éramos uno 

 No fuimos más dos 

Uno a través de la vida 

Descansa en paz”.


Este es el poema que se puede leer en la lápida de Jennifer Gibbons. Su hermana gemela, June, lo escribió para despedirse de la que fue durante décadas su único interlocutor. Su sombra hasta que murió en extrañas circunstancias cuando ambas decidieron que una de ellas debía sacrificarse para que la otra pudiera tener una vida normal.

Las “gemelas silenciosas”, como se las conoce popularmente, nacieron el 11 de abril de 1963 en Barbados. Su padre, un técnico de la Fuerza Aérea británica, fue destinado a un destacamento en Gales, y la familia se convirtió en una 'rara avis' de un tranquilo pueblo, Haverfordwest, en el que los emigrantes brillaban por su ausencia.



Las hermanas eran inseparables y se comunicaban en una jerga que casi nadie entendía. Aunque su comportamiento ya era extraño, se volvió del todo anormal cuando empezaron a ir a la escuela galesa. Dado que eran las únicas negras de la clase y solo hablaban entre ellas en su propio lenguaje, fueron el blanco perfecto del acoso escolar, lo que las separó aún más del resto del mundo.



Como cuenta la periodista de 'The Sunday Times' Marjorie Wallace en su libro 'The Silent Twins', el 'bullying' era tal que las gemelas tenían que abandonar la clase antes de tiempo para no sufrir las burlas de sus compañeros a la salida de la escuela. En este tiempo, su lenguaje se volvió más extravagante, hasta que se separó casi por completo del inglés y se convirtió en ininteligible para el resto del mundo. Llegado un punto, las gemelas dejaron de comunicarse hasta con sus padres: solo hablaban con su hermana menor, Rose, que se convirtió en su única conexión con la realidad. Wallace fue, de hecho, una de las pocas personas que lograron hacer amistad con las gemelas pasado este tiempo, en los años ochenta.



Pero su desconexión comunicativa con el resto de la humanidad no era lo más sorprendente de las hermanas. Casi todo el mundo usaba la misma palabra para definir su comportamiento: “zombis”. Ambas efectuaban exactamente los mismos movimientos, como si estuvieran poseídas, y eran prácticamente indistinguibles. Diversos médicos trataron infructuosamente de entablar comunicación con las hermanas, o al menos entender qué pasaba por su cabeza, pero les ignoraban por completo.

A los 14 años, las hermanas fueron separadas en distintas escuelas para fomentar su socialización. El remedio resultó peor que la enfermedad: en cuanto no estaban juntas, entraban en estado catatónico.



Dado que resultaba imposible separarlas y no había forma de comunicarse con ellas, las gemelas tuvieron que quedarse recluidas en casa o, más bien, en su habitación, donde se pasaron años perfeccionando su extravagante relación pero también escribiendo, la única actividad que aparentemente realizaban por separado.




 Sus diarios son la única forma de saber qué estaba pasando por su cabeza, y es algo escalofriante. “Nadie sufre como yo, no con una hermana”, apunta June en su diario. “Con un marido, sí; con una mujer, sí; con un hijo, sí; pero esta hermana mía es una sombra negra que me está robando la luz del sol, es mi único tormento”.

Jennifer, que nació 10 minutos después, veía a su hermana mayor como alguien más capacitado en todos los sentidos: más fuerte, más lista, más ingeniosa… Por su parte, June sentía la envidia de su hermana menor: “Ella quiere que seamos iguales. Hay un brillo asesino en sus ojos. Querido Dios, tengo miedo de ella. No es normal… alguien la está volviendo loca. Soy yo”.



"Me pregunto a mí misma si puedo deshacerme de mi propia sombra, si es posible o imposible. Sin mi sombra, ¿moriré? Sin mi sombra, ¿obtendré una vida?"




Aunque nadie tiene claro en qué se basaba su relación, esta parecía sustentarse en el desprecio mutuo unido al miedo a que una de las dos matara a la otra, algo que, pensaban, podía acabar con ambas. “Nos hemos convertido en enemigos mortales”, asegura Jennifer en su diario. “Sentimos los molestos rayos mortales que despiden nuestros cuerpos, golpeando la piel del otro. Me pregunto a mí misma si puedo deshacerme de mi propia sombra, si es posible o imposible. Sin mi sombra, ¿moriré? Sin mi sobra, ¿obtendré una vida? ¿Seré libre o me dejarán morir? Sin mi sombra, que identifico con una cara de miseria, engaño y asesinato”.



Sus diarios no fueron el único medio en que las gemelas expresaron sus preocupaciones. Ambas representaron desde pequeñas intrincadas obras de teatro con sus muñecos, que solían grabar en cinta para regalárselas a su hermana. Pero, poco después de empezar a redactar sus diarios -cuando se los regalaron en las navidades de 1979, con 16 años-, comenzaron también a escribir novelas.

Las hermanas trataron por todos los medios de publicar sus historias en revistas, y enviaron sus textos a muchas editoriales, pero no tuvieron más remedio que autoeditar sus libros. Algo extraño, dadas las temáticas de los mismos. 'Pepsi-Cola Addict', obra de June, trata sobre un adolescente que es seducido por su profesor y enviado a un reformatorio donde tiene que combatir el acoso de un guardia homosexual. En 'The Pugilist', de Jennifer, un médico trata de salvar la vida de su hijo y para ello mata al perro de la familia para trasplantar su corazón; el espíritu del perro vive en el niño y, al final, se venga del padre. También de Jennifer es 'Discomania', la historia de una joven muchacha que descubre que la atmósfera de una discoteca de su pueblo inclina a los jóvenes a cometer actos violentos.



Quizá debido a su fracaso literario, las gemelas buscaron otra forma de llamar la atención menos etérea: se dedicaron a robar, intentar asfixiarse mutuamente y provocar incendios, una actividad que acabó sentándolas en el banquillo. El juez dictaminó que su conducta antisocial era peligrosa para la sociedad y las envío a una prisión psiquiátrica de alta seguridad, donde fueron diagnosticadas con esquizofrenia.

Las gemelas permanecieron encerradas en el Broadmoor Hospital 11 años, durante los cuales las atiborraron a fármacos antipsicóticos, lo que, claro está, acabó con su carrera literaria -aunque sí siguieron completando sus diarios-. Pese a que las hermanas se pasaban el día drogadas, se encargaron de hacer la vida imposible a sus captores. Había temporadas en que se turnaban para comer: una de ellas se atiborraba y la otra ayunaba por completo. Los enfermeros las castigaban separándolas en celdas distintas, y en extremos opuestos del hospital, y se las encontraban como congeladas en la misma posición durante horas. Pese a esto, ambas empezaron a comunicarse con otras internas, el personal del hospital y su familia.

 


Fue en estos años cuando Wallace hizo pública la historia de las gemelas y logró entrevistarse con ellas. En Broadmoor las hermanas le contaron que hacía mucho habían llegado a un acuerdo por el cual si una de ellas moría la otra debía empezar a hablar y llevar una vida normal. Durante su estancia en el hospital, comenzaron a creer que, necesariamente, una de las dos tendría que quitarse la vida y, después de discutir durante mucho tiempo, llegaron a la conclusión de que debía ser Jennifer, la hermana pequeña, la que se sacrificara.

“Marjorie, Marjorie, voy a tener que morir”, le dijo Jennifer a la periodista. Cuando Wallace le preguntó por qué, su respuesta fue clara: “Porque lo hemos decidido”.



En marzo de 1993, las gemelas, que tenían ya casi 30 años, fueron trasladadas a la Clínica Caswerl, un hospital mental de menor seguridad en Gales. Cuando llegaron allí, Jennifer no se despertaba. Los médicos la declararon muerta dos horas después. ¿La causa? Miocarditis aguda, una inflamación repentina y letal del corazón.

A día de hoy nadie sabe por qué murió Jennifer. En su día, el director de Broadmoor, Michael Morgan, aseguró que de haber estado alguna enferma no se habría transferido a las gemelas. La autopsia no reveló ningún signo de envenenamiento. Según June, Jennifer simplemente colocó la cabeza sobre su hombro, tomó su último aliento y le dijo: “Por fin estamos fuera”.

Wallace visitó a June unos días después. “Por fin soy libre”, le dijo. “Al final, Jennifer ha dado su vida por mí”. Casualidad o no, su muerte sigue siendo un misterio.

En la actualidad, June lleva una vida relativamente normal. Habla con la gente y se relaciona con su comunidad. En 2000 ofreció una reveladora entrevista a 'The New Yorker', en la que cuenta que quiere casarse y tener hijos con un rasta, como Bob Marley. Desde 2008 dejó de recibir atención psiquiátrica y vive en su propia casa, cerca de sus padres, en el oeste de Gales.


26 comentarios:

  1. Menuda historia! No la conocía y es muy impactante, la verdad. Una mezcla de traumas con enfermedad mental, supongo. Y todo muy mal gestionado por el entorno, desde luego.
    Besitos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El entorno social siempre es el más peligroso lamentablemente.

      Besitos!!!!

      Eliminar
  2. Muy buenas, qué difícil es la mente de las personas, en esta ocasion los gemelos tienen muchas incógnitas. Tengo dos sobrinas, nietas gemelas y es cierto que en ellas hay una conexión especial.
    Aquí fue un caso especial, ellas desde pequeñas ya tenían una relación tóxica.
    Gracias, por compartirla. Un besote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si estas hermanas tenían una relación atípica.

      Besotes!!!

      Eliminar
  3. Una historia conmovedora, puedo afirmar que los gemelos comparten una conexión excepcional. Mi contacto directo con ellos, junto con mi intuición, me ha permitido percibir sin necesidad de palabras lo que piensan, sienten y desean. Parece ser una transmisión sensorial telepática que utilizan de manera natural. Como has mencionado, es como si fueran dos personas en una sola entidad.
    Al preguntarles por qué se visten de manera idéntica, me explicaron que es simplemente porque ambos comparten los mismos gustos. No pueden cambiar sus preferencias al vestir, peinarse o maquillarse. Esta coincidencia a veces me llevaba a confundirme con ellas, ya que eran prácticamente idénticas.
    Lamentablemente, cuando uno de los gemelos se va, el otro queda como una parte incompleta, como si una parte de su ser se hubiera marchado. Es una realidad desgarradora.
    Besos y feliz domingo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son especiales los gemelos aunque los mellis tienen alguna que otra diferencia sienten lo mismo que los gemelos.

      Besos!!!

      Eliminar
  4. Muy bueno! me da que en esta historia hay mucho mas detrás que no se sabe. En mi entorno y en mi familia hay mucho mellizo, mi madre sin ir mas lejos es melliza y es cierto que hay una conexión especial entre ellos que no hay entre otros hermanos pero que hay que saber alimentarla de forma sana.
    Hay una parte familiar que haría que entendiésemos porque llegaron a ese tipo de relación pero depurar responsabilidades, a veces es mas fácil.
    Un besazo Tiff!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como en todos los casos, si no hay una infancia sana todo se vuelve muy difícil en la vida adulta.

      Un besote, More

      Eliminar
  5. Hola, Tiffany.
    Es una historia que también Morella, podría haberla publicado en su blog.
    Es un caso extraño, porque generalmene los hermanos gemelos suelen tener una complicidad frente a los demás, para engañarlos. No como en este caso, en que se temían.
    Está claro que estuvieron muy lejos de entenderlas.
    Las historias de Jennifer, por tu reseña, recuerdan algunas de Stephen King. ¿Es posible que lo hayan leído?

    Besos, Tiffany.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero la publique yo jajaja los caso que publica More son más histórico de los que están publicados en Curiosidades Creepys así que son más diferentes, son casos acordes a Plegarias en la Noche 😉

      Un beso!!!

      Eliminar
  6. Hola Tiffany!!
    Es un caso muy espeluznante en muchos sentidos porque ella se autoaislaron en muchos sentidos pero en abuso escolar también fue un factor. Para mi los gemelos tiene una conexión única que los que no los somos no entendemos, para mi este caso no es aislado, los hermanos Kray unos gansters de los 50 en Londres también tenían un vínculo de lo más extraño y alentado por su madre.
    Besos💋💋💋

    ResponderEliminar
  7. uauuu que historia! que pena que la complicidad esté tan mal "gestionada" y saber que tu hermana es tóxica i peligrosa para ti. No conocia este caso, buscaré más información
    Bsos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces el entorno familiar no es seguro.

      Un besote

      Eliminar
  8. Que historia tan interesante y espeluznante.

    ResponderEliminar
  9. Pobres chicas. Te da pena el odio que se tuvieron en vez de ayudarse hicieron mas daño. Te mando un beso. Te mando un beso.

    ResponderEliminar
  10. Vaya historia. La verdad es que da pena esa relación tóxica, ese odio entre hermanas... Hay muchos culpables en esto, supongo, que nunca conoceremos.
    Besotes!!

    ResponderEliminar
  11. He leído está historia de principio a fin y me he quedado impactada.
    No la conocía
    Es tremendo lo que ocurrió y esa relación tan toxica y destructiva que mantuvieron
    Besos

    ResponderEliminar
  12. Desconocía esta tremenda historia con muchas aristas y reflexiones sobre el comportamiento humano. Los vínculos entre gemelos siempre me han llamado la atención aunque desde luego este es un caso único y por momentos espeluznante.
    Buena semana, Tiffany.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que el único que se hizo visible a mi parecer debe haber muchísimos más lamentablemente :(

      Abrazos, Miguel

      Eliminar
  13. es una historia muy perturbadora, hasta terrorífica, diría yo. encima, la gemela sobreviviente aspiraba a casarse y a tener hijos; pero, ¿quién en su sano juicio andaría con esa carga en su vida?

    es por eso que los padres de gemelos idénticos no deben vestirlos igual desde chiquitos ni alentar a que la personalidad de los dos lleguen a ser uno solo. todo eso es muy nocivo.

    amiga tiffany, un beso.

    ResponderEliminar