Los juicios por brujería de Salem fueron una serie de
audiencias locales, posteriormente seguidas por procesos judiciales formales,
llevados a cabo por las autoridades con el objetivo de procesar y después, en
caso de culpabilidad, castigar delitos de brujería en los condados de Essex,
Suffolk, y Middlesex en la entonces colonia inglesa de Massachusetts (hoy el
Estado de Massachusetts, EE.UU.), entre enero de 1692 y mayo de 1693. Este
acontecimiento ha sido usado retóricamente en la política y la literatura
popular como una advertencia real sobre los peligros del extremismo religioso,
acusaciones falsas, fallos en el proceso y la intromisión gubernamental en las
libertades individuales.
Antecedentes
Los juicios por brujería no eran algo inusual en las Colonias
Británicas. El primer caso registrado fue Alse Young, en Connecticut, en 1647.
Espaciados por años entre 1647 y 1692, se produjeron cerca de una veintena de
otros casos en Nueva Inglaterra, con principales focos en Boston y Springfield;
sin embargo, eran elementos aislados, a veces ocurridos cada tres o cuatro
años, y no más de dos acusados a la vez.
A pesar de ser generalmente conocidos como «los juicios de
Salem», las audiencias preliminares en 1692 se llevaron a cabo en diversas
ciudades de toda la provincia: la aldea de Salem, Ipswich, Andover y la ciudad
de Salem. Los juicios más conocidos tuvieron lugar en esta última, realizados
por un Tribunal de Oyer and terminer en 1692.
Si bien la brujería y las ejecuciones no son un elemento que
se dio solamente en Salem en 1692, sino que es una constante a través de la
América puritana, Salem es considerado un ejemplo por la masividad que tuvieron
estos juicios, no porque fueran el único caso. Los "Juicios de Salem" no
ocuparon solamente a esa ciudad, sino que también Salem Village (ahora
Danvers), Beverly, Springfield e Ipswick, extendiéndose no solo a través del
Condado de Essex, sino que también a los condados de Berkshire y Middlesex.
Los Juicios
Los juicios comenzaron con las acusaciones de Betty Parris,
hija del Reverendo Samuel Parris, y su prima, Abigail Williams. Las primeras
órdenes de arresto se firmaron el 29 de febrero de 1692 y tres mujeres fueron
arrestadas: Tituba, Sarah Osborne y Sarah Good. Tituba era una sirvienta en la
casa de los Parris; Sarah Osburne era una terrateniente que se había granjeado
el odio de sus vecinos a través de sus escasas demostraciones de fe ante la
comunidad; y Sarah Good era una indigente que se encontraba embarazada al
momento de su arresto.
Si bien Osburne (quien se encontraba demasiado enferma como
para siquiera estar en el estrado) y Good proclamaron su inocencia durante todo
el proceso, fue el testimonio de Tituba lo suficientemente escuchado como para
poder condenar a las tres. De acuerdo a Marion Starkey en su libro, Tituba
buscaba con su testimonio el alejar la atención del tribunal de su esposo, John
Indian, a quien algunos de los pobladores de Salem acusaban como uno de los que
provocaban aflicciones entre los vecinos.
Esto fue solo el principio, y pronto las acusaciones se
hicieron masivas, pues algunos vecinos utilizaron el pánico para vengar sus
propias rencillas personales. Así fue el caso de Martha Corey, a quien las más
jóvenes de la comunidad acusaron de brujería pues era una adhesión reciente a la
iglesia y dejaba en evidencia sus problemas internos.
Resultados
Para el final de 1693, más de ciento cincuenta personas
fueron detenidas y encarceladas, solo con acusaciones. Sin embargo no llegaron
a ser formalmente procesadas por el tribunal del condado. Al menos cinco de los
acusados fallecieron en prisión, y las veintiséis personas que fueron a juicio
fueron condenadas ante este tribunal. Un rasgo particular de estos juicios fue
que las denuncias de alucinaciones y contactos demoníacos surgieron entre un
grupo de mujeres de la comunidad de Salem, pero nunca se realizaron
procedimientos serios para obtener pruebas de tales prácticas, sino que casi
todas las acusaciones se basaban en rumores. Los propios jueces se dejaron
llevar por la histeria religiosa de la comunidad de Salem, formada mayormente
por puritanos, que exigía frenéticamente condenas a las presuntas brujas.
Las cuatro partes en las que se dividió la Corte Superior de
la Judicatura de 1693 se celebraron en la aldea de Salem, Ipswich, Boston y
Charlestown, pero solo se produjeron tres condenas de los treinta y un juicios
llevados a cabo por la Corte Superior de Judicatura. Los dos tribunales
condenaron a veintinueve personas por brujería. Diecinueve de los acusados
—catorce mujeres y cinco hombres— fueron ahorcados. Un hombre, Giles Corey, se
negó a emitir declaración y murió aplastado en un intento de obligarlo.
Presuntas Causas de los Juicios
Muchas teorías han intentado explicar por qué la comunidad
de Salem explotó en ese delirio de brujas y perturbaciones demoníacas. La más
difundida insiste en afirmar que los puritanos, que gobernaban la colonia de la
bahía de Massachusetts prácticamente sin control real desde 1630 hasta la
promulgación de la Carta Real de Massachusetts en 1692, atravesaban un período
de alucinaciones masivas e histeria provocadas por fanatismo religioso.
La mayoría de los historiadores modernos encuentran esta
explicación, cuando menos, simplista. Otras teorías se apoyan en analizar
hechos de maltrato de niños, adivinaciones invocando al maligno, y ergotismo
(intoxicación plena con pan de centeno fermentado que contiene micotoxinas
procedentes del hongo Claviceps purpurea o cornezuelo del centeno que puede
tener efectos similares al alucinógeno LSD), la lucha por las propiedades, el
complot de la familia Putnam para destruir a la familia rival Porter, y algunas
otras aluden al tema del «estrangulamiento social» de la mujer, siendo que la
suma de estos factores causó el estallido de fanatismo religioso. Finalmente se
ha difundido la actividad electromagnética referida como las Líneas Ley como
posible explicación del fanatismo de los acusadores en los célebres procesos.
Dentro de la pequeña comunidad de Salem existía una estricta
conducta religiosa, en la cual cada persona vigilaba a sus vecinos y a su vez
era vigilada por éstos en sus palabras y acciones, generando dudas y sospechas
en caso de que su conducta no se ajustase a los parámetros religiosos
puritanos. Las mujeres eran consideradas como individuos destinados a servir a
sus esposos y a carecer de mayores derechos, mientras los niños eran destinados
a educarse severamente desde temprana edad en las labores de los adultos en vez
de simplemente jugar. Otra preocupación fundamental de esta comunidad era
evitar la «ira de Dios» y, por tanto, sujetarse estrictamente a los dictados
religiosos del puritanismo para así evitar el castigo divino que se traducía en
pérdida de cosechas, mal clima y muerte de ganado.
El número de acusados por brujería en estos juicios pudo
fluctuar entre ciento cincuenta y doscientos, e incluso un número mucho mayor
si se tienen en cuenta los apresamientos que no fueron seguidos de acusaciones
formales. Los acontecimientos en los juicios tuvieron una profunda influencia
en la región y pudieron contribuir al deterioro de la influencia de los
puritanos en el gobierno de Nueva Inglaterra y la posterior secularización de
su población.