Ajustó con la punta de los dedos la cinta que adornaba su
cabeza. Peinada y pulcramente vestida, al igual que su hermano mayor, se acercó
hasta la puerta de la cocina para espiar a la anciana que, en ese momento,
batía con ahínco una docena de huevos. No estaba convencida de que las cosas
resultaran como lo habían planeado. Llevaban dos días en la casa de la anciana
y no encontraban la oportunidad para terminar con la visita. La culpa era de su
hermano, le costaba rechazar los excesos de amabilidad de la mujer. Sin dejar
de masticar un trozo de pan con mermelada, el niño, se quejó:
—Es una vieja loca y solitaria como dice papá. No debimos
pedirle que nos cuidara.
—Si te das por vencido, entonces yo gané—dijo la niña
mirándolo con una sonrisa maliciosa.
—Este juego fue idea tuya…y no me preguntaste si a mí me
interesaba jugar—le reprochó de inmediato su hermano.
—¿Y entonces a qué vinimos?—protestó su hermana—.No estamos
acá para comer el pastel que preparó la abuela. Aunque eso es lo único que te
interesa hacer…comer como un cerdo.
—¡No me digas cerdo!—rugió entre dientes, el niño.
—Shhhh—lo silenció la chiquilla—Ahí viene. Yo haré la señal
que acordamos.
Apenas la anciana cruzó la puerta, la pequeña se quitó la
cinta del pelo y los dos niños empujaron
a la desprevenida mujer por la espalda haciéndola caer. Entre lamentos y pataleos la arrastraron
hasta la estufa ardiente. Aplaudieron excitados cuando consiguieron que la
anciana no pudiera salir de las llamas. La niña se inclinó para distinguir si
la piel humana se derretía como la cera de una vela. Decepcionada comprobó que se
arrugaba y ennegrecía con el fuego. Que la piel, músculos, venas y sangre se
atascaban contra los huesos. Habían quemado pequeños animales antes y el
resultado era muy parecido. Siempre escogía los animalitos para que su hermano
los quemara. Pero ella había apostado contra la palabra de su hermano mayor que
la piel humana se volvería líquida y dejaría un residuo acuoso como lo hacen
los cirios de la iglesia durante las misas.
—Yo perdí—declaró la chiquilla con una fría solemnidad en la
voz, aceptando que la mujer se carbonizaba tal como había asegurado su hermano
que ocurriría.
Se mantuvieron hombro contra hombro sintiéndose fascinados
por los efectos de la combustión.
Finalmente se dieron cuenta de que si la vieja seguía gritando de esa
manera, algún cazador podía acercarse a la casa. Corrieron hasta la entrada
procurando tumbar varias sillas y otros
objetos al piso. Rieron satisfechos. Y se quedaron cerca de las rosas
escuchando los alaridos de la mujer que había escogido construir una casa en
aquel paraje solitario. Pero la mujer gritaba demasiado y tuvieron que taparse
los oídos. Al mayor, después de un rato, se le doblaron las rodillas. Estuvo
arrodillado sobre la hierba del jardín hasta que el padecimiento final de la
anciana se consumó con unos últimos gemidos.
La agonía había concluido en menos de media hora.
Nadie se presentó en ayuda de la que era conocida como “La
vieja bruja del bosque”, que aceptó recibirlos en su hogar cuando los
hermanitos aseguraron que sus padres se
habían marchado en busca de
trabajo y tenían hambre. Aspiraron unas bocanadas de aire para
tranquilizarse.
— ¿Qué vamos a decir cuando encuentren el cadáver?—preguntó
el niño.
—Que ella quiso engordarnos y comernos—sentenció su
hermana—. Tuvimos que defendernos.
— ¿Quién creería semejante cuento?
—Todos—aseguró, la niña—. Los mayores le temían por ser una
vecina intratable a la que le gustaba vivir sola. Nos van a creer cualquier
cosa que digamos de ella. Cualquier cosa…
—Es cierto. Nadie sabrá nunca que vinimos a robarle.
La niña se preguntó si el abundante cabello de la mujer
había acelerado la incineración; la próxima vez escogería alguien con menos
pelo.
Ese fue el primer crimen, y el más célebre, de los hermanitos
Hansel y Gretel.
Autor: Adriana Cloudy
👻 Pueden leer la entrevista que le hice a la autora y conocerla un poco más haciendo click AQUÍ
¡¡qué lindos los angelitos!! ¿no son un amor?, jajaja.
ResponderEliminarun beso.
JAJAJAJA!!!! la verdad de que si :3
EliminarUn beso.
Vaya, vaya
ResponderEliminarComo cambia el cuento, no?
si, es que hay tantas verdades como personas
jjij y los niños suelen estar dotados de múltiples recursos, sobre todo imaginación y ese halo de inocencia
:)
Hola María, a veces los niños no son lo que parecen :o
EliminarUn beso.
Le has dado la vuelta, los niños pueden ser crueles, mas que una bruja fea. He leído con interés y no se me ha ocurrido pensar en ese final genial. Abrazos
ResponderEliminarHola Ester, jajaja suele pasar que siempre piensan que lo escribo yo >_< pero yo solo soy una dulce lectora jajajajaja no tengo mucho interés en escribir. Adriana Cloudy es la autora de este cuenta, que nuevamente colaboro en estos especiales de Halloween, puedes conocerla en la entrevista que hice, abajo del cuento esta el link para que la puedas leer y la conozcas al igual que su libro :3
EliminarAbrazos.
Me resulta verosimil esta versión. Y aun más inquietante. Por diversión fueron capaces de asesinar a una bruja, que les ofreció refugio, al creer en su historia.
ResponderEliminarMuy bueno el relato, que nos brindaste.
Besos hacia tu noche,
Hola Demiurgo, genial la historia que nos regalo Adriana, yo siempre pensé que eso hermanitos no eran tan inocentes como aparentan ser :3
EliminarBesos.
Alguna vez escribí algo en que se daban vuelta los papeles.
ResponderEliminarhttp://eldemiurgodehurlingham.blogspot.com/2016/11/este-jueves-un-relato-era-una-vez.html
Un abrazo.
Genial!!! ya me voy a leerlo :3
EliminarUn abrazo.
Niños vemos intenciones desconocemos...la nenita es terrible.
ResponderEliminarVerdad que si :3
EliminarUn saludo.
Muy interesante, t e mando un beso
ResponderEliminarMe alegra que te gustara ♥
ResponderEliminarUn beso